Más que unas valijas

Madre Amateur

Pensé que dejar mi casa iba a ser mas fácil. Ya me había mudado un millón de veces incluso crucé del nuevo al viejo continente embarazada de 5 meses. Pero esta vez fue distinto. Esta vez costó como ninguna otra.

 

Llegué a este país hace casi tres años, con bombo de 5 meses, perro y gato (se acuerdan de ese viaje y todos sus pormenores?). Pues la noticia es que en menos de 10 días NOS VAMOS. 😦

Hace tiempo que andábamos con ganas de un cambio, de buscar mejores posibilidades laborales para los dos, mejor sistema educativo para mis peques y sobre todo: otro estilo de vida más relajado. Así que dejaremos la hermosisima Italia con sus colores intensos y olor a cappuccino en cada esquina. Mi top 3 de cosas favoritas de Italia.

Postino, Uncategorized

Antojos argentinos

Parlando como viene

Muchas veces me preguntan si extraño Buenos Aires, y la verdad que no. No es de mala, pero hoy por hoy mi vida esta acá, y esta se convirtió en mi casa. Pero parece que mi cuerpo no está de acuerdo con este discurso.

Pasé los últimos 2 meses con unas nauseas terribles, sin ganas de comer, comiendo obligada pero con consecuencias obvias, bajé 3 kilos. Y mi estomago me pide a gritos comida argentina… si señores quiero sabores míos, propios. Pasta frola con dulce de membrillo, alfajores de maicena, cremona, queso fresco y dulce de batata, BATATA en cualquier forma (no saben lo difícil que se me esta haciendo conseguir batatas acá!), galletitas surtidas, alfajores de todos gustos y colores, una buena palta para comer a cucharadas con un chorrito de jugo de limón (las de acá son FEAS), -puedo seguir eh- porque todavía ni mencioné la carne.

No soy muy carnívora, el pollo no me va ni me viene, la carne de vaca la como solo cuando es buena, es decir en Argentina. El otro día fuimos a almorzar por ahí, aprovechando que había dejado de llover por primera vez en 15 días. Ilusa o inconsciente me pedí un bife. Y lo que me trajeron era mas parecido al primo anorexico del bife que otra cosa. Flaquito pero lleno de grasa. HORRIBLE!! Asi que en mi lista de carnes sueño con un majestuoso bife de lomo, una buena entraña a la parrilla, tira de asado, lomo, mollejas crocantes con limón –babeo sobre el teclado– salchicha parrillera, unos ricos riñoncitos, choripan con mucho chimichurri, vacío, matambrito de cerdo, pechito, unas buenas verduras asadas, papas al plomo… -ainssss suspiro y sigo– empanadas de carne de esas bien jugosas, caseras, sabrosas, que cuando mordés te explota la boca de sabor, empanadas de cebolla y queso… pero fritas, ¡eso si! bien bien pesadas, acompañadas claro está, por un buen vaso de vino tinto.

Unas ricas medialunas de grasa, bizcochitos agridulces, pepas caseras de mi amiga Gri -me hace ruido la panza ya-  un sacramento (pero le saco el azúcar de arriba, no vaya a ser que engorde al pedo), bolas de fraile rellenas, caras sucias, budines marmolados, –¿Cómo que casi me olvido de lo infaltable?– Churros rellenos de dulce de leche!! todo, TODO con unos calentitos mates amargos y buena conversación.

Tengo ganas de llenarme la boca de caramelos sugus confitados y sentir como le da dolor de cabeza a mi dentista, comer pico dulce mientras salgo a caminar por el barrio, comprar una vauquita gigante para los antojos de la noche y dulce de leche sancor para comer del pote a cucharadas. Comprarme 15 chocolatines Jack y buscar ansiosa las sorpresitas, como hacia con mi abuela Beba cuando era chiquita.

El ultimo y mas absurdo de mis antojos made in argentina es la pizza. (esto es culpa tuya Carla!) ¡SI! estando en Italia quiero, extraño, añoro la pizza argentina. El tano no lo entiende, sin embargo se propuso modificar su receta de pizza para tratar de imitar la nuestra, la dificultad es encontrar una mozzarella que no sea tan rica como la de acá, jajaja

Asi que amigos y familia, ya saben, invitenme a comer, jaja eso quiero. Busquenme en el aeropuerto con un pedazo de dulce de batata en una mano y una empanada de carne en la otra.

¿Vuelvo a responder la pregunta? no, no extraño Argentina, no… no…

asado argentino

recuerdos de la selva

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Estaba vistiendo a Nunu y encontré un bichito en su ropa. Así que recordé esta anécdota que les cuento abajo y me puse a planchar su ropita algo que no hago NUNCA – no plancho nada, jamas – de hecho la plancha fue un regalo de mi suegra … que me quisiste decir Rosalba!?
Esta historia es del 2007, cuando viví por unos meses en la selva misionera, no tenia blog, pero mandaba mis reportes desde la selva a mis amigos y familia.

Que lo disfruten.

Una mañana, cuando me estaba por vestir…. CHAN!!! todo mi costado derecho de cintura a axilas presentaba unas ronchas rojas, redondeadas y abundantes…que eran se preguntaran, eso mismo me pregunté yo!!!
Así que esa mañana, salí con un grupo hacia Iguazú, el pueblo más civilizado que teníamos cerca. (dos horas de auto) llegamos a las 12 y me fui directo al hospital.

Cómo describir eso?….mmmmm… imaginen una gran casa, de una planta, con una entrada grande, dentro… nadie, una mujer baldeando el piso rojo, las paredes de un color tierra y de fondo el zumbido de unas 300
moscas, mosquitos y demás parientes. Pero nada mas. Médicos? Por ahora no. La chica de limpieza me dijo que busque a la enfermera, y en eso veo aparecer a una mujercita petisa, oscura y caraculica que sale embutida dentro de un delantalcito turquesa. Le pregunté por un medico y respondió seria dejandome ver unos dientes amarillos y chuecos: es una emergencia? Le dije que no, pero que tenia algo bastante raro y que me preocupaba. Sin decir más se fue por otra puerta y no la volví a ver. 
Pasados unos 30 minutos, se sumaron a nosotras (las moscas y yo) dos señoras que se dedicaron a
perseguir a cuanto ser humano aparecía por las tres puertas que daban al hall, estampándoles un papel en la cara en busca de alguna respuesta. Pero ninguno de los seres que aparecían eran Docs… se disfrazaban
como tales, pero no podían brindar ningún tipo de solución a estas dos Sras en pollera y tobillos anchos. Observando este interesante comportamiento, lo imité agregandole un toque de prepotencia porteña y me metí directamente dentro de la sala de estar de los médicos, ya habían pasado 45 minutos y me quedaban solo 15 antes de tomar el ultimo transporte de vuelta a la reserva.

Dentro de la sala encontré una persona vestida con ambo blanco. Le expliqué que debía irme y que tenia algo muy extraño que estaba expandiéndose por mi cuerpo, y que para ese momento ya había tomado
mis dos costados de cola a axila, vuelta y vuelta!!! ella me dijo que no podía ayudarme porque era ginecóloga. Dada mi desesperación le dije que sería muy importante que me mire estas ronchas igual, ya que parecía ser un hospital sin médicos clínicos. Amablemente, tratándome como re boluda, la señora me explicó
que las ginecólogas obstetras atienden solo a embarazadas y que lo que yo buscaba era un clínico.
Amablemente le respondí que haga de cuenta que estaba embarazada y me mire las ronchas porque ella seguro iba a saber mas que yo… Pero no fue amable.
Llegadas las 2 de la tarde, fui a avisarle a un compañero que no volvía a la reserva y me fui otra vez pa’l hospital.
Esta vez corrí con mas suerte. A falta de un medico me vieron 3. 

Doc #1, mujer, me miró de lejos, con asco y me dijo sorprendida: «pero que te pasó mujer!!» (que
pregunta pelotuda para hacerle a alguien que esta en un hospital con cara de pánico, no?) en seguida me quiso pichicatear, «te voy a dar un decadron inyectable»… me negué, porque me parecía ridículo medicarme sin un diagnostico. 
Así que vino el doc #2… un señor gordo, petiso y bigotudo, que miró sin manifestar expresión alguna y sus únicas palabras fueron: «es un virus». la Dra #1 llamó a la Dra#3, ella miró atentamente, se puso sus lentes, levantó mi remera con una birome y con mucho asco miro mis ronchas… su diagnostico fue terminante: «no se che! inyectate un decadron!»
… Y me fui del hospital sin decadron ni diagnostico de vuelta a la selva (encontré a mi jefe en el pueblo y volví con el).
Esa noche venían los chicos de la comunidad Guaraní vecina. Para esa altura ya toda la gente que trabajaba en la reserva sacaba conlusiones de lo mas insólitas, hasta podía ser mal de ojo lo mio!!!! 
Llego mi amigo Kuaraí y muy preocupada le mostré mis ronchas… su respuesta fue una carcajada inmensa y me dijo: garrapata de monte!!! un minúsculo animal color naranja que a simple vista no se ve, hay que mirar bien de cerca y ahí estaban, en cada roncha de mi cuerpo había un buen grupo de ellas… Kuara me preguntó por cual sendero del monte había andado el día anterior y le comenté que había salido por un «la cazadores» y que había atravesado los bajos del temor (zona pantanosa, que caminas con el agua a la cintura) y me dijo que alli estaba lleno de garrapatas por el tiempo de ambiente. 
Pasados menos de 3 minutos de mi diagnostico tenia unos 15 chicos de la aldea alrededor mio mirándome la espalda, riéndose a carcajadas y comentando algo en guaraní que estoy segura que debía ser algo como: «mira la pobre blanquita boluda la cantidad de garrapatas que tiene, esta noche no duerme!»
En fin, esa noche, quien era mi novio/compañero pasó dos horas con algodones con alcohol y una aguja hipodérmica sacando una por una  todas las garrapatas.
Desde ese día no me quedo otra que planchar la ropa, era la única manera de matar estas minúsculas alimañas que se escondían entre los elásticos de la ropa. 
Casi muero electrocutada, me pica una víbora y también una araña venenosa… pero esas son otras historias de la selva.

Con mi compañero de trabajo Verá, todos los dias saliamos a recorrer senderos juntos… y me hacia llorar de risa! nunca conoci a alguien mas feliz…